9 de junio de 2025
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Hacia un disfrute universal del café: accesibilidad y discapacidad

Cafeterías inclusivas
La importancia de las cafeterías inclusivas.

Ana Núñez, socióloga y trabajadora social con doctorado en curso (UNMSM) y maestría (PUCP), especializada en políticas de infancia con discapacidad, liderazgo público e igualdad de género, escribe este importante artículo para La Ruta del Café Peruano.

La experta ha estudiado en Israel, EE.UU. y Corea del Sur. Es investigadora en PUCP y CLACSO, enfocada en estudios críticos sobre discapacidad.

Por Ana Núñez (*) 

Hace dos años tuve la oportunidad de conocer el icónico Starbucks que se encuentra a pocas cuadras de la Universidad Gallaudet (en Washington, Estados Unidos), conocido mundialmente por ser la primera tienda de esta cadena en tener empleados sordos signantes. Su cercanía a la Universidad Gallaudet, universidad cuyas clases son impartidas en lengua de señas americana (ASL, por sus siglas en inglés), hace que la mayoría de los usuarios sean personas sordas que disfrutan de la experiencia que cualquier otro Starbucks ofrece, con la tranquilidad y libertad de encontrarse en un espacio totalmente accesible.

Para mí, interesada por la discapacidad y la lengua de señas peruana (LSP), la experiencia fue indescriptible. Debo confesar que tenía temor por fracasar al hacer mi pedido en LSP, pero el diseño del concepto no fue excluyente ni para signantes de otros territorios ni para oyentes, puesto que las cajas contaban con un dispositivo que permitía escribir la orden. Es lo que en el mundo de la discapacidad conocemos como diseño universal.

Esta propuesta me hace pensar en tres premisas, vinculados al disfrute del café:
Primero, para quienes amamos el café en nuestra cotidianidad, el café es más que solo una bebida. Es el acompañante perfecto para una buena conversación, una interesante lectura o una estresante tarea. Pero este disfrute asume la posibilidad de elección, este entrenamiento tan básico y humano que nos permite, a lo largo de nuestra vida, a tomar decisiones en la vida adulta. No obstante, a menudo muchas personas con discapacidad son privadas de este derecho por el temor que aún persiste en la sociedad de relacionarse con ellas directamente. Frente a ello, muchos establecimientos optan por dirigirse al acompañante asumiendo que el podrá recoger las preferencias de la persona con discapacidad.

Por ello, cuando el establecimiento es accesible, la persona con discapacidad puede ser más autónoma. Invertir en tener una carta en braille, incorporar pictogramas e imágenes de apoyo en la carta, o tener opciones de selección fácil puede hacer la diferencia al momento de decidir qué cafetería visitar.

Segundo, son diversos los estudios sociológicos que afirman que la cafetería, a diferencia de otros comercios de alimentos, nos ofrece un espacio cálido de sociabilidad (o dicho en sencillo, una excusa para interactuar con libertad y horizontalidad con los baristas y comensales). Pierre-Emmanuel Niedzielski (2023) menciona, por ejemplo, que las cafeterías ofrecen una posibilidad de convivencia entre personas muy diversas y situadas en un mismo espacio con diversos motivos, pero con un gusto común: el café.

Listo, reemplacé en ese mismo párrafo la última oración, de la siguiente manera:

Esta posibilidad de convivencia me hace pensar en la posibilidad de la plena inclusión. ¿Cómo complementa esta idea a la anterior? La contratación de personas con discapacidad para los distintos roles en la industria del café cierra el ciclo de la plena inclusión, que nos permite pasar de verlas solo como consumidores a verlas como ciudadanos cuyas destrezas y habilidades son importantes y valiosas en las cadenas productivas. Propuestas como las de Coffee Busters en Lima caminan en esta línea y valdría la pena replicar en otros territorios del país

Tercero, es importante recordar que la accesibilidad en espacios públicos no es una opción, es una obligación. El Ministerio de Vivienda aprobó en 2019 la Norma Técnica A.120 «Accesibilidad Universal en Edificaciones» que establece la cantidad de espacios accesibles según la cantidad de comensales del aforo. Además, nos precisa la altura de las mesas, la disposición de las vitrinas o módulos de pago, el diseño en los baños y la distribución de estacionamientos.
Las dos primeras premisas para asegurar el disfrute universal del café serán las consecuencias que habilitan esta tercer premisa como derecho: el derecho a la accesibilidad.

(*) Coffee Busters de San Isidro incluyó a un joven neurodivergente en su taller de pastelería. En esta foto, Oscar Medina -creador de la cafetería- le entrega su diploma de prácticas a Adrián.

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