Carlos Escobar acaba de hacer historia para Colombia. En el escenario del World Brewers Cup 2025, en Yakarta, se alzó con el tercer lugar y lo hizo con humildad, representando no solo a su país, sino a toda una cadena de valor: caficultores, tostadores, catadores, baristas y soñadores del café.
Para Carlos, un barista no solo sirve café: cuenta historias.
«Presenta la taza final, pero qué cortico se quedaría simplemente sirviendo y hablando de qué variedad es. El barista tiene la responsabilidad de contar la historia del productor, la variedad, el proceso, el tostador y todo lo que haya tocado ese café antes de llegar a la barra o donde se esté sirviendo», me dice.
Escobar -que lleva 15 años en el mundo del café y es ingeniero industrial- tiene claro que un barista debe estar realmente conectado con el campo.
Su participación, en mi opinión, de las más emotivas en Yakarta, fue el hilo conductor de un discurso que refleja la realidad de Colombia y de países productores como Perú. Carlos llama la atención sobre cómo estamos hablando en los últimos meses de los precios del café y hasta dónde pueden llegar sin poner en el ojo en el tema central: ¿Qué pasa si logramos los precios deseados y nos quedamos sin caficultores?
“Dejé el café, no porque no lo amaba, sino porque no tenía futuro en él”. Esa es otra de sus frases poderosas. El barista colombiano se presentó como hijo de un excaficultor. «Esa palabra ‘ex’ no debería existir en el mundo del café», dijo. Carlos relata en pocos segundos que las generaciones más jóvenes están abandonando el cultivo del café porque no encuentran futuro en las fincas. Y aunque fue su caso, está de vuelta.
El barista sostuvo que la solución está en tres elementos clave: La emoción, el intercambio de conocimientos y la innovación.
En la entrevista que me concedió, Carlos Escobar recuerda que desde muy niño estuvo involucrado en el campo. Ya se mencionó que es hijo de un excaficultor. Fue en Australia donde descubrió la belleza del café de especialidad. Tras más de diez años fuera de su país, regresó a Colombia con el propósito de llevar a sus compatriotas los mejores cafés colombianos.
«Más allá del sabor, lo que me enamoró fue ver que esta industria iba mucho más allá de productores y compradores de café verde. Conocí a tostadores, baristas, catadores, a toda una comunidad unida por la pasión de una buena taza. Fue ahí donde entendí que el café podía ser un lenguaje común, una red de personas conectadas desde el origen hasta la barra», comenta.
Su familia no está ligada al café. Ahora producen aguacates: «Pero el sueño sigue vivo. Me encantaría convencer a mi papá de volver a sembrar café, y regresar a nuestras raíces. Sé que es un proceso largo, pero ojalá algún día podamos volver a producir café especial, esta vez con una nueva visión y con un propósito».
“Cada eslabón de la cadena es importante. Si no le damos visibilidad a cada uno de ellos esto va a seguir siendo temporal, y para que esto sea sostenible cada parte de la cadena tiene que sobrevivir”, subraya.
UNA CAFETERÍA DE ESPECIALIDAD
Carlos habla con claridad sobre lo que significa realmente tener una cafetería de especialidad. Para él, no se trata solo de tener un buen café, sino de mostrar la diversidad que existe dentro del mundo de la calidad: “Lo importante de una cafetería de especialidad es tener variedad, que no se limite todo a un solo café. Es una oportunidad para empezar a educar a los consumidores que no tienen tanta experiencia con cafés de especialidad. Es mostrarles las diferencias que pueden haber entre cafés de especialidad, tostados, variedades, orígenes, regiones».
“La especialidad no se debe quedar solo en el grano y en el tostado, sino que pasa al resto de ingredientes: la leche, el agua que se usa, los equipos que se emplean. Y obviamente la educación y el entrenamiento que tiene la persona encargada de servir”, acota.
Lo que lo motiva es llevar un mensaje que cree un impacto y que llegue «más lejos y más lejos».
Y así lo viene haciendo desde la cafetería que creó hace 7 años en Manizales llamada Caferatto.
Y con Differente Coffee, una marca de tostado que nació en 2024 y que ofrece «los mejores cafés de Colombia para los colombianos, cosa que normalmente no pasa porque siempre son exportados y nunca se quedan en el país».
Este emprendimiento, Carlos lo presenta así: «Mi objetivo siempre ha sido destacar la calidad del café colombiano a nivel mundial. Con DIFFERENTE, busco preservar los mejores lotes de Colombia (algo difícil de encontrar actualmente) porque creo que nuestro café también debe permanecer localmente para ser disfrutado y valorado. Me baso en el respeto y la apreciación de las diferencias en lugar de obsesionarme con ser «el mejor». Para mí, se trata de celebrar la singularidad de cada lote», lo que resume mi enfoque en ser DIFFERENTE.».
UN SUEÑO PAÍS
Hoy su sueño personal sería ser campeón mundial, pero tiene un sueño colectivo: «Que el café llegue a las nuevas generaciones, que los caficultores colombianos empiecen a sembrar nuevas variedades y a experimentar con nuevos procesos. Que Colombia se convierta no solo en potencia mundial en producción sino en calidad de café verde y en procesamiento».
Carlos sostiene que el consumo de café de calidad en su país es muy bajo
«Lo que se consume en Colombia es de pésima calidad, son todo defectos, plagas y granos enfermos. Eso es lo que se queda en Colombia. Entonces, bueno, ojalá siga creciendo el consumo de café especial, esa concientización del consumidor y seguir apoyando emprendimientos locales que apoyan el café de especialidad».
Tras su excelente presentación en Yakarta, Carlos recibió la medalla Caballero de la ciudad de Manizales. El colombiano se mostró agradecido porque este reconocimiento fue por ser barista, por trabajar con café y eso es un gran cambio «porque dignifica una profesión que muchos minimizan. Porque le da valor al trabajo de todos los que estamos en esta industria —no sólo los productores— y porque manda un mensaje claro a los jóvenes: Sí se puede generar impacto desde el café. Con pasión, con humildad, con persistencia… los sueños llegan. Incluso los más escépticos (y los haters que nunca faltan) terminan reconociendo una buena labor».
En su discurso, Escobar dijo que «Manizales no solo debe ser vista como la casa de nuestros campesinos —que tanto valor tienen—, sino también como la cuna de jóvenes emprendedores, visionarios, y con formación en áreas como la tecnología, la comercialización y la transformación de productos como el café».
«Manizales ya está en el mapa de una industria global como el café. No solo por nuestros productores —que son el alma—, sino también por empresas jóvenes, y por el talento local que transforma y proyecta nuestro café al mundo».
EL CAFÉ, EL MÉTODO, LA TÉCNICA
Carlos, como todos los que hemos seguido el mundial de filtrados, no solo deslumbró con su discurso sino también con su técnica (les recomiendo ver el video completo que está al inicio de esta nota) y este post en Instagram.
El barista se lució con un café de la variedad Maracaturra, cultivada por Jhoan Vergara en la finca Peñas Blancas, en el municipio de Acevedo (Huila, Colombia). Empleó un Hario Swift y aplicó el método de flujo selectivo, el cual se enfoca en seleccionar qué partes de la extracción fluyen hacia la taza fina.

Deja un comentario sobre éste artículo